Iglesias, Monedero, Rodríguez y otras compañeras y compañeros de Podemos tras conocer los resultados de las pasadas elecciones europeas. |
Lo malo, sin embargo, es cuando el dardo de convierte en bumerán y quienes lo disparan se encuentran con que les golpea en pleno rostro, concretamente en la boca desde la que escupen sus insidias: porque no hay nada como el ejemplo para disipar las dudas y enterrar las calumnias. Esto es lo que están haciendo nuestras compañeras y compañeros en el Parlamento Europeo, siguiendo el mandato del más del millón doscientos mil votos cosechado en las urnas el pasado mes de mayo: trabajar, o siguiendo el dicho, dar trigo.
Así lo reconoce un diario tan poco entusiasta –cuando no directamente crítico- como El País a la hora de valorar el trabajo que nuestros parlamentarios están desarrollando:
«Conscientes de que sus actos se examinan al detalle —como ellos mismos reconocieron cuando anunciaron que donarían el 75% de su salario, unos 8.000 euros—, su hoja de servicios es intachable en participación. Iglesias y González han asistido al 100% de las votaciones, algo de lo que solo pueden presumir cuatro de los 54 parlamentarios españoles.»
Y es que, pobrecillos -esto ya no lo dice El País- a muchos se les va a ir acabando el chollo.
Porque sí se puede.
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