lunes, 9 de enero de 2017

Podemos en Vélez-Málaga muestra su decepción ante la reactivación “en falso” del Consejo Social de la Ciudad

Fuente: Turismo Vélez-Málaga.

Desde el círculo critican el déficit de representación del órgano y advierten del peligro de que el equipo de Gobierno pretenda sellar su compromiso con la participación ciudadana por medio de un “simulacro”

Vélez-Málaga, 9 de enero de 2017.- Tras “reactivarse” después de un parón de casi dos años el Consejo Social de Vélez-Málaga, que apenas llegó a entrar en funcionamiento tras ser incluida nuestra localidad en el régimen de organización de municipios de gran población en el año 2012, desde Podemos observamos con tristeza el paso en falso dado por el Consistorio en el inicio de esta nueva etapa.

No solo nace este nuevo Consejo con un déficit de representatividad, pues a los “no designados” hay que sumar que importantes colectivos del municipio no encuentran allí su espacio; no ya es que la primera reunión haya carecido de la más mínima publicidad, contraviniendo el espíritu que habría de animar al propio órgano; sino que el propio contenido del encuentro con un solo punto de orden del día y de trámite, supuso un jarro de agua fría para quienes consideramos que este debe ser un espacio dinamizador (desde luego no el único y ni siquiera el más importante) del papel que la sociedad civil debe desempeñar en un municipio tan rico y diverso como el nuestro.

El Consejo Social no puede ser un órgano que refrende las decisiones que previamente han sido cocinadas por el poder político; ni su misión es avalar sin previo estudio y de forma plebiscitaria determinados proyectos de un equipo de Gobierno. Tampoco es un órgano ornamental para cumplir con el expediente ni un vistoso simulacro para aparentar que se tiene en cuenta la opinión de la ciudadanía. Y decimos todo esto pues si no tuviéramos más información que las entusiastas y autocomplacientes declaraciones lanzadas desde fuentes municipales, diera la impresión de que en Vélez-Málaga, tras la reactivación del Consejo –tan solo se ha tardado un año y medio en convocarlo―, la participación ciudadana se hubiese desatado.

Por desgracia, no es el caso.  Y así nos lo han transmitido representantes de diversos colectivos del municipio con los que hemos contactado en las últimas semanas y cuyas conclusiones nos parecen extraordinariamente valiosas a la hora de encauzar la labor de este órgano. De manera generalizada, las personas consultadas, con independencia de si cuentan sus colectivos o no con representación en el Consejo, piensan que su reactivación es una buena noticia, pero al mismo tiempo reconocen que esperaban más y que sus funciones no pueden ser meramente consultivas, sino que deben poseer en determinadas parcelas fuerza vinculante. En este sentido, prima la sensación de que dada su actual composición y funcionamiento, su utilidad es muy limitada y sugieren como formas explotar su potencial el abrirlo de forma “real” a la ciudadanía  con independencia de la “afinidad” política,  y aceptando propuestas provenientes  de los propios colectivos.

Desde Podemos consideramos que el Consejo Social ha de ser un órgano deliberativo, consultivo, de asesoramiento permanente y con influencia real, estructurado por áreas en base a una planificación previa consensuada por sus miembros y que sea representativo de los diferentes territorios. Debe ser, asimismo un órgano eminentemente ciudadano, que se reúna en plenos abiertos y cuyas convocatorias y actas sean públicas. Su carácter representativo, por otra parte, obliga a que la sociedad civil en su conjunto tenga voz, pero teniendo presente al mismo tiempo que el órgano no suplanta a la misma y que, consecuentemente, el rol que pueda desempeñar en el futuro no debe solapar ni anular el que le corresponda a las vecinas y vecinos de los respectivos barrios y pueblos, a la hora, por ejemplo, de intervenir en procesos de elaboración de presupuestos participativos todavía inexistentes pero que no pueden ser postergados.

Dicho de otro modo. El Consejo Social debe ser un complemento más dentro de una política dirigida a cumplir el mandato, recogido el propio Reglamento de Participación Ciudadana de Vélez-Málaga, de que “Todos los vecinos tienen derecho a intervenir en la gestión de los asuntos públicos”, y, por lo tanto, en ningún caso  ―y aún menos con su funcionamiento actual― puede ser una coartada para no seguir dando pasos firmes en la necesaria apertura de las instituciones. Una apertura, como los propios colectivos nos han puesto también de manifiesto, que pasa por implementar otras medidas que pongan la participación en el centro de la vida municipal. Entre las más demandadas, la creación de juntas vecinales (o de distrito) y, como ya está sucediendo en muchos municipios, la incorporación de herramientas como los referidos presupuestos participativos.

Un municipio con casi 80.000 habitantes como Vélez-Málaga no puede quedarse descolgado de las nuevas formas de gobernanza municipal, mostrándose remiso a la hora de abrir cauces de participación real a la ciudadanía. Por esta razón también desde Podemos en Vélez-Málaga nos ofrecemos modestamente a arrimar el hombro formando parte (si no con voto, al menos con voz) de una institución que no puede dar la espalda a parte de su tejido civil y asociativo, dentro del que se incluye una organización con más de 500 inscritos en el municipio de Vélez-Málaga y que ha gozado además de un importantísimo respaldo popular en todos los procesos electorales en los que ha participado.